Seleccioné la obra “El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli (1445-1510), autor nacido en Florencia y líder del renacimiento florentino, quién desarrolló un estilo personal, el cual se caracterizó por trazar una línea marcada y elegante.
Tanto el cuadro realizado por el pintor, como la publicidad nos muestran a una mujer que deja ver alguna de sus partes íntimas, desde cierta ingenuidad de las mismas, con la diferencia de que la ingenuidad de la mujer de la publicidad denota cierta actitud provocativa, y segura de sí misma.
Ambas imágenes presentan un fondo cálido, en la cual las posturas corporales son desanimadas, y que a su vez transmiten cierta tranquilidad, porque no proyectan ninguna actitud concreta.
Las poses de los cuerpos son similares, ya que las mismas se encuentran inclinadas hacia una determinada dirección, jugando de ese modo con las curvas que presenta el cuerpo de cada una de ellas.
Ambas mujeres poseen aspectos estéticos similares, como el largo del cabello, y esa sensación de pureza e inocencia. El color de sus cabellos es claro, y a diferencia de la obra de Botticelli, la publicidad juega con el “texto”, mientras que el cuadro, pone en juego otras figuras “humanas”, las cuales de cierta manera alaban a la Diosa de Venus; a diferencia de la publicidad, que utiliza al texto como un soporte que explica lo que trata de demostrar la actitud de la modelo.
Tanto en el cuadro como en la publicidad, se exaltan las curvas, y formas de la figura femenina, y se deja ver cada uno de los detalles de los cuerpos.
Por otra parte, la publicidad invita a las mujeres a deshacerse de cualquier tipo de prejuicio, y transmite ese mensaje desde la postura, el texto y la actitud que representa la modelo. Al igual que la obra, ya que ambas transmiten un mensaje de libertad o algo parecido hacia el espectador. Esa actitud despreocupada que emanan, nos lleva a pensar en eso; se quitan todos los prejuicios (en la publicidad prejuicios en cuanto a la perfección del cuerpo; y en la obra, en cuanto a la sociedad de la época, las costumbres, estilos, vestimenta, etc).
FUENTE JAZMIN.
Tanto el cuadro realizado por el pintor, como la publicidad nos muestran a una mujer que deja ver alguna de sus partes íntimas, desde cierta ingenuidad de las mismas, con la diferencia de que la ingenuidad de la mujer de la publicidad denota cierta actitud provocativa, y segura de sí misma.
Ambas imágenes presentan un fondo cálido, en la cual las posturas corporales son desanimadas, y que a su vez transmiten cierta tranquilidad, porque no proyectan ninguna actitud concreta.
Las poses de los cuerpos son similares, ya que las mismas se encuentran inclinadas hacia una determinada dirección, jugando de ese modo con las curvas que presenta el cuerpo de cada una de ellas.
Ambas mujeres poseen aspectos estéticos similares, como el largo del cabello, y esa sensación de pureza e inocencia. El color de sus cabellos es claro, y a diferencia de la obra de Botticelli, la publicidad juega con el “texto”, mientras que el cuadro, pone en juego otras figuras “humanas”, las cuales de cierta manera alaban a la Diosa de Venus; a diferencia de la publicidad, que utiliza al texto como un soporte que explica lo que trata de demostrar la actitud de la modelo.
Tanto en el cuadro como en la publicidad, se exaltan las curvas, y formas de la figura femenina, y se deja ver cada uno de los detalles de los cuerpos.
Por otra parte, la publicidad invita a las mujeres a deshacerse de cualquier tipo de prejuicio, y transmite ese mensaje desde la postura, el texto y la actitud que representa la modelo. Al igual que la obra, ya que ambas transmiten un mensaje de libertad o algo parecido hacia el espectador. Esa actitud despreocupada que emanan, nos lleva a pensar en eso; se quitan todos los prejuicios (en la publicidad prejuicios en cuanto a la perfección del cuerpo; y en la obra, en cuanto a la sociedad de la época, las costumbres, estilos, vestimenta, etc).
FUENTE JAZMIN.
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