martes, 9 de septiembre de 2008

Arte y publicidad



La pintura escogida pertenece al autor Francisco de Noya el cual fue contemporáneo al Neoclasicismo y pintará también durante el Romanticismo y el Realismo, esta obra, “La maja vestida”, data entre 1802 y 1805.
Si bien No se sabe, a ciencia cierta, quién es la retratada se cree que la obra de dicho autor se haya inspirada en la duquesa de Alba, cuya figura forma parte del ideal de belleza femenina de la aristocracia; tipo fino y elegante, huesos menudos, cintura breve y senos distanciados. Las formas del cuerpo de la maja son perfectas, sensuales e incitantes.
La hermosa mujer recostada placidamente en un lecho mira directamente al observador, descansando sobre un diván cubierto con un satén blanco, la joven se expone sin ruborizarse, y sin timidez y se haya iluminada de tal modo que su cuerpo resalta, infunde realidad de vida y permanencia.


La publicidad seleccionada incita al espectador elegir un estilo de vida utilizando como slogan “lite style: life style”, prometiendo una transformación de las relaciones mediante la atmosfera general creada por el producto, como así también una transformación personal a través de las virtudes del producto concreto. Esta publicidad utiliza técnicas llevadas a cabo en el cuadro de “la Maja Vestida”, entre ellas la sexualidad y sensualidad para vender el producto, utilizando una mujer que forma parte del ideal de belleza femenina en los tiempos actuales e incorporando la misma pose, adoptada para denotar el estereotipo de mujer; como así también se utilizan ciertos materiales para indicar lujos, ya sea en el caso de la maja vestida, la correspondiente vestimenta perteneciente a la aristocracia o bien en el caso de la publicidad en la cual también se utiliza una vestimenta acorde a la clase media alta actual. Del mismo modo, la mujer descansa “semirecostada” sobre un diván observando directamente al “espectador-comprador”, iluminada de tal manera que su cuerpo se haya resaltado.
Es de este modo como hayamos que el lenguaje de la publicidad reposa en gran medida sobre el lenguaje de la pintura al óleo, hablando con la misma voz de las mismas cosas. La obra de arte citada en este caso denota riqueza y espiritualidad e implica que la compra propuesta es un lujo y un valor cultural, se transforman las relaciones del espectador propietario y se procura persuadir y halagar con ellas al espectador-comprador.
Salas Magalí

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