sábado, 15 de noviembre de 2008

:::: VIDEO&ARTE::::



La herramienta esencial del video arte es la imagen electrónica, como es posible observar, esta se a entremezclado en todos los aspectos culturales; y el video a pasado así a superar la barrera de la producción y reproducción técnica de la imagen, a dejado de reproducir para recrear (influencia que vimos que se remonta al expresionismo alemán), logrando expandir las potencialidades del arte a través del planteo de nuevas narrativas visuales.
La llamada revolución mediática tuvo lugar cuando en octubre de 1965, arribó a NY el primer equipo de video portátil, por encargo de Nam June Paik, considerado el padre del videoarte. El arte digital, en sus diversas manifestaciones audiovisuales, esta alcanzando una presencia dentro de los distintos eventos "tradicionales" de artes plásticas. Salones, ferias, bienales van destinando un espacio, dentro de sus programas para exhibir video arte digital. Sin embargo, es difícil encontrar en América Latina, eventos culturales de significación y alcance que se dediquen específicamente a mostrar obras audiovisuales de arte digital.
La imagen en movimiento es tradicionalmente utilizada en cine y televisión, en cada caso con sus códigos, para desarrollar una historia a partir de la construcción de una determinada (sensación de) realidad. El cuerpo, el espacio, el tiempo, se articulan como materia de la narración; llevándonos incluso a pensar que las “tele-visiones” o visiones a distancia no sólo han ampliado nuestra imagen del mundo, sino también han contribuido a crear un nuevo mundo de imágenes.

El vídeo se convierte en punto de confluencia de numerosas disciplinas – las artes plásticas, la performance, la poesía, la danza, la música, el cine, la arquitectura, el diseño industrial, el periodismo, las ciencias políticas, la filosofía - que permiten a todas intervenir en forma de imágenes en movimiento. Se crean nuevas formas de reflexión de la realidad, pero interactuando con lo ya existente. La estética es un concepto que funciona como virus a la hora de analizar con la nueva sensibilidad del videoarte, porque no se trata de crear estéticas (aunque se utilicen por supuesto), si no de tener la capacidad de analizar desde nuevos puntos de vista, como herramienta para la creación artística, la comunicación y la divulgación de conocimientos (por lo menos en Latinoamérica, en otros países el tema de la estética se vuelve mas importante e incluso es el objetivo). Es asi que este movimiento en expansión revela la existencia de un diálogo productivo, aunque a veces paradójico, entre arte y tecnología ( que perfectamente pudimos presenciar en el Centro Cultural España-Córdoba); obligándonos, en tanto espectadores, a repensar las categorías clásicas de escultura, pintura y grabado; e incluso a una participación activa por parte del espectador a la hora de buscar en profundidad dentro del la obra y captar la visión que quiso darnos el autor; relación que si bien hoy y desde hace tiempo es lo que caracteriza al circuito artístico, el videoarte por las herramientas que utiliza permite que esa relación, que ese contacto, sea desde lo “real” mucho mas cercano y por ello intenso. Esto puede verse muchísimo mas marcado en el videoarte latino-americano por que este no es indiferente a las urgencias de la realidad social que en esos países se vive, generando un importante número de piezas de carácter abiertamente político, íntimamente impregnadas en las historias y los problemas particulares de cada región.
Con procedimientos como la apropiación de imágenes sustraídas de la televisión o mediante recursos propios, estas obras construyen miradas no oficiales de las culturas, que apuntan a develar formas de pensar, prejuicios y construcciones ideológicas, en contraste con la las imágenes mediáticas de distribución social.
Sin embargo la vertiente política no saca del plano otro tipo de propuestas, de carácter conceptual, poético e incluso narrativo como los que observamos en el simposio.

El mayor problema actualmente al que se enfrenta el videoarte en Latinoamérica es la falta de amparo para que circulen definitivamente en cantidad y niveles con que circulan el resto de las artes plásticas, por falta de tecnología, recursos y apoyo.


:::: Agustina Schwalb :::::

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