La exposición acerca del video arte realizada en el Centro Cultural España Córdoba suscitó en mi ciertas reflexiones que no necesariamente fueron expuestas durante las ponencias pero que derivan del análisis reflexivo de las mismas.
Como se pudo apreciar tanto en el material expuesto en la primera como en la segunda mesa a la que asistimos, los contenidos y temáticas de las obras tienden a mostrar un lado emocional, visceral y, particularmente, negativo de la realidad de América Latina que, más allá de ser en si una característica debatible, llamó mi atención por la personalización que tanto la trama como las tomas denotaban. Retomando algunos de los enfoques expuestos, podemos decir que la técnica en sí del video-arte requiere por parte del autor un esfuerzo especial por apropiarse de su propia obra, por dejar su marca, por no volverse invisible al tener que tercerizar la producción de aquello que esta creando.
¿A qué se debe esta afirmación? Considero que el video al requerir de múltiples herramientas tecnológicas tanto en su etapa de creación como en su edición e incluso en su exposición, la obra es continuamente procesada por aparatos y de alguna manera se aleja de su creador. El contacto autor-pincel-lienzo tradicional del arte se ha roto para dar lugar a una creación vehiculizada, cuyo proceso total se ve inmerso en equipos técnicos.
De esta manera, al sentirse tal vez este alejamiento como una despersonalización de la obra, los artistas tienden a subjetivar en extremo temas y tomas, mostrando aquello que les es más personal, que les resulta más cercano, de la manera más personal posible (tomas claramente subjetivas, en movimiento, acercamientos).
Vemos aquí como una de las discusiones más importantes del arte de los últimos tiempos cambia de foco: hasta el momento, lo importante, lo discutido y deseado era la participación y la impronta del espectador o receptor, tan olvidada durante la parte clásica del arte. En el video-arte, sin embargo, se trata de reasignar esa obra a su creador, de ser capaz de verlo aunque su mano no esté explícitamente presente y aunque deba pasar a través de útiles ajenos a sí mismo para crear aquello que ha creado.
Carla Pastorino
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