SOBRE EL VIDEOARTE
En el marco de la jornada organizada por el Centro Cultural España Córdoba sobre Videoarte el pasado martes 4 de Noviembre, se torna interesante detenernos a reflexionar sobre la propuesta que este nuevo medio ofrece.
Como bien vimos en la materia, sabemos que las tecnologías de masas transformaron la vida del siglo XX y, al mismo tiempo, llevaron al fracaso a los intentos de cambio social promovidos por las vanguardias. Así, la industria cultural devoró las vinculaciones políticas y sociales que el arte poseía y la insertó en la lógica de mercado/consumo.
Actualmente, comenzando un nuevo siglo, el universo capitalista sigue imbuido por las tecnologías. En este contexto, la praxis artística del presente no puede desentenderse de los medios digitales. Sin embargo, en este caso, nos encontramos frente a prácticas artísticas por demás innovadoras que puede proponer algo más. Este es el caso de video arte.
Si bien no hace más que responder a las condiciones del contexto actual que mencionamos precedentemente, avanza de modo profundo en la dirección de desmaterialización de las obras de arte y presenta una propuesta rica en significados sociales. Apoyándose en las características del nuevo espectador, que es usuario de diversos soportes y que posee un alto consumo audiovisual, el videoarte realiza su propuesta en un lenguaje congruente. Las piezas se transforman es espacios de interactividad, exhibición, enunciación que pueden circular por canales no habituales.
Es entonces importante tanto para los espectadores como para los artistas explotar la propuesta que esta práctica ofrece. Los primeros tienen un acceso más libre y más cercano a su realidad cotidiana. Los segundos, tienen mayores posibilidades de hacer circular sus obras en un sistema más amplio y democrático, como sería Internet, con mayor cantidad de actores intervinientes.
Se conjugan entonces varios factores de relevancia que Latinoamérica debería aprovechar para hacer oír su voz, y así exponer, denunciar y hacer reflexionar sobre aspectos críticos que le atañen. Aunque no puedan negarse ni desaparecer las condiciones de dominación en el mundo, se abren nuevos caminos (más o menos alternativos, más o menos socializados) para la expresión y participación en las cuestiones sociales a través del arte.
Como bien vimos en la materia, sabemos que las tecnologías de masas transformaron la vida del siglo XX y, al mismo tiempo, llevaron al fracaso a los intentos de cambio social promovidos por las vanguardias. Así, la industria cultural devoró las vinculaciones políticas y sociales que el arte poseía y la insertó en la lógica de mercado/consumo.
Actualmente, comenzando un nuevo siglo, el universo capitalista sigue imbuido por las tecnologías. En este contexto, la praxis artística del presente no puede desentenderse de los medios digitales. Sin embargo, en este caso, nos encontramos frente a prácticas artísticas por demás innovadoras que puede proponer algo más. Este es el caso de video arte.
Si bien no hace más que responder a las condiciones del contexto actual que mencionamos precedentemente, avanza de modo profundo en la dirección de desmaterialización de las obras de arte y presenta una propuesta rica en significados sociales. Apoyándose en las características del nuevo espectador, que es usuario de diversos soportes y que posee un alto consumo audiovisual, el videoarte realiza su propuesta en un lenguaje congruente. Las piezas se transforman es espacios de interactividad, exhibición, enunciación que pueden circular por canales no habituales.
Es entonces importante tanto para los espectadores como para los artistas explotar la propuesta que esta práctica ofrece. Los primeros tienen un acceso más libre y más cercano a su realidad cotidiana. Los segundos, tienen mayores posibilidades de hacer circular sus obras en un sistema más amplio y democrático, como sería Internet, con mayor cantidad de actores intervinientes.
Se conjugan entonces varios factores de relevancia que Latinoamérica debería aprovechar para hacer oír su voz, y así exponer, denunciar y hacer reflexionar sobre aspectos críticos que le atañen. Aunque no puedan negarse ni desaparecer las condiciones de dominación en el mundo, se abren nuevos caminos (más o menos alternativos, más o menos socializados) para la expresión y participación en las cuestiones sociales a través del arte.
M. Celeste Torresi
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